Las
"Leyes de Manu o Código de Manu", también llamado Manu
Smriti, Mānavá śāstra dharma y Manu Samhitā, son un importante texto sánscrito que impuso las reglas de la sociedad antigua de
la India, los cuales son considerados como la primera
manifestación escrita de Derecho en el mundo. Las palabras Mânava-Dharma
Sâstra significan literalmente "El libro de la Ley de Manu",
en ése sentido, no se trata de código ordinario, entendido Código como la
colección de reglas para determinar las relaciones de los hombres entre sí y
las penas que merecen los diversos delitos, sino que se trata, en realidad, del
Libro de la Ley que encierra todo lo concerniente a la conducta civil y
religiosa que debía tener el hombre de la sociedad antigua de la India.
"El primer cuidado de la ley es el establecimiento de las castas. Cada una tiene sus deberes perfectamente definidos: a los brahmanes corresponde el estudio de los Vedas y la celebración de los sacrificios; los chatrías o guerreros deben proteger al pueblo; los Vaisías, labrar la tierra y criar los animales domésticos; los Parias no tienen más que un deber, y es el de servir a las clases precedentes.
Esos bastones deben ser derechos, sin tacha, agradables a la vista, revestidos de su corteza natural y no atacados por el fuego.
La familia que descuide los sacramentos; la que no procree hijos varones; aquella cuyos individuos tengan el cuerpo cubierto de largos vellos o que padezca de hemorroides, de tisis, de dispepsia, de epilepsia, de lepra blanca o de elefantiasis.
Que tome por esposa una mujer bien formada, cuyo nombre sea agradable de pronunciar, que ande con la gracia de un cisne o de un elefante joven, y que tenga cabellos finos, dientes pequeños y miembros de cierta dulzura voluptuosa.
Un padre que conozca la ley no debe recibir la menor gratificación al casar a su hija, porque al hombre que por codicia acepta una retribución semejante, se le considera como si hubiese vendido a su hija.
(LIBRO II) [...]
La alimentación dada a un vendedor de soma para los sacrificios se cambia en inmundicia; la que se da a un médico se convierte en pus y en sangre; la que se proporciona a un encargado de mostrar los ídolos es perdida; la que se da a un usurero, no recibe la sanción de los dioses.
Un ciego que se haya encontrado en el sitio desde el cual un hombre despreciable hubiera podido ver a las personas honorables que toman parte en un banquete, anula para el anfitrión el mérito del servicio hecho por éste a 90 convidados honorables; un tuerto, el de 60; un leproso, el de 100; un tuberculoso, el de 1 000.
El brahmán, para cumplir las sagradas reglas, debe procurar que se hagan ofrendas en honor de los dioses; el que incurra en la menor transgresión renacerá en otra existencia bajo la forma de un puerco.
Durante el tiempo en que los platos se conservan calientes y en que los comensales comen en silencio, sin hablar de las cualidades de esos platos, los manes toman parte en el festín.
Conviene que no vea comer a los brahmanes ningún hombre impuro, ni un puerco, ni un gallo, ni un perro, ni una mujer enferma, ni un eunuco. Lo que esos seres vean no produce el resultado apetecido; el puerco lo destruye con su fetidez; el gallo con el viento de sus alas; el perro con su mirada, el hombre vil con su contacto.
(LIBRO IV) [...]
Se prohíbe leer los libros santos: durante la noche, cuando el viento sopla; durante el día, cuando el viento levanta polvo; cuando relampaguea, truena, llueve, o sobrevienen grandes cataclismos del cielo o de otras partes. Si se produce un ruido sobrenatural, o un temblor de tierra, o un eclipse, la lectura debe aplazarse para la misma hora del día siguiente.
El brahmán no debe estudiar tendido en una cama, ni teniendo los pies sobre una silla, ni estando sentado y con las piernas cruzadas, ni estando vestido con traje que cubra sus rodillas y sus riñones, ni después de haber comido carne cocida o arroz que se hayan repartido con ocasión de un nacimiento o de una muerte.
Ni cuando hay neblina; ni cuando se percibe el silbido de flechas disparadas o el ruido de lucha; ni durante los momentos que preceden o siguen a la aparición y a la puesta del sol, ni durante el día de la luna nueva, ni el día décimo cuarto lunar, ni el día octavo.
(LIBRO IV) [...]
El hombre que consiente en la muerte de un animal, el que lo mata, el que lo corta en pedazos, el que lo compra, el que lo vende, el que prepara la comida con sus carnes, el que la sirve, y, en fin, el que la come son considerados como coautores de la muerte de aquel animal.
La ley de Manu reglamentó la suerte de las mujeres: fue hecha bajo curiosas y sutiles preocupaciones; pero sirve para darnos a conocer la condición de dependencia moral absoluta aunque mezclada de respeto, en que se hallaban las mujeres de la India.
El nombre de la mujer debe ser de fácil pronunciación, dulce, claro, agradable; debe terminar en vocales largas y parecerse a palabras de bendición.
Procrear hijos, educarlos y ocuparse en los cuidados domésticos, tales son los deberes de las mujeres.
Una niña, una joven, una mujer de edad avanzada, en ningún caso, ni aun en su propia casa, deben hacer nada por sugestión exclusiva de su voluntad.
Nunca debe gobernarse a sí propia una mujer: en su infancia depende de su padre; en su juventud de su marido; y cuando su marido muere depende de sus hijos.
Toda familia en la que el marido se complace con su mujer y la mujer se complace con su marido, tiene asegurada para siempre la felicidad.
Aunque la conducta del esposo sea censurable, porque éste se entregue a otros amores o porque se halle desprovisto de buenas cualidades, la mujer debe permanecer virtuosa y seguir reverenciando a su marido como si fuera un dios.
No hay sacrificios, ni prácticas piadosas, ni ayunos que conciernan particularmente a las mujeres; una mujer casada debe querer y respetar a su marido, y eso le basta para ser honrada en el cielo.
Después de haber perdido a su marido, la mujer debe procurar enflaquecer voluntariamente su cuerpo, viviendo de flores y de frutos puros; y jamás debe pronunciar el nombre de otro hombre.
Una mujer infiel a su marido se reduce a la ignominia durante toda su vida terrestre.
Todo hijo dado a luz por una mujer que haya tenido comercio carnal con otro hombre distinto de su marido, no es hijo legitimo de esta mujer; de igual modo, el hijo engendrado por un hombre en una mujer ajena, no pertenece a ese hombre.
Pero la viuda que por el deseo de tener hijos es infiel a su marido, después de la muerte de éste, incurre en el desprecio de las gentes y será excluida de la mansión celestial donde habrá sido admitido su esposo.
(LIBRO V) [...]
La tierra y el agua purifican lo que está manchado; un río se purifica por su corriente; una mujer que haya tenido pensamientos culpables se purifica por la enfermedad; la inteligencia se purifica por el saber.
Las telas de seda o de lana se purifican por medio de tierras mezcladas con sal; los tapices de lana de Nepal, con los frutos del jabonero; las túnicas y las capas, con los frutos del vilva; los tejidos de lino, con granos de mostaza blanca macerados.
La hierba, la leña y la paja se purifican regándolos con agua; una casa, barriéndola e impregnándola de boñiga de vaca.
Una cosa picoteada por un pájaro, husmeada por una vaca, o que haya sido tocada por el pie, o sobre la cual se haya estornudado, o bien que haya sido manchada por el contacto de un piojo, queda purificada mediante una aspersión de tierra humedecida.
La mano de un artesano es siempre pura, mientras aquél trabaja; también lo es toda mercancía expuesta a la venta.
La boca de la mujer es siempre pura; un pájaro es puro en el momento en que hace caer un fruto; un animal es puro mientras mama; un perro lo es cuando se dedica a la caza de animales bravíos.
Las moscas, las salpicaduras que se escapan de la boca, la sombra de una persona impura, una vaca, un caballo, los rayos del sol, el polvo, la tierra, el aire y el fuego que hayan tocado objetos impuros, a pesar de eso, deben considerarse como puros. Después de haber dormido, después de haber estornudado, después de haber comido, después de haber escupido, después de haber dicho mentiras, el individuo debe lavarse la boca aun cuando se encuentre en estado de pureza.
(LIBRO V) [...]
Un rey, por su poder y en sus actos, debe esforzarse en emular a los dioses...
Castigando a los malvados y recompensando a las gentes de bien es como un rey se purifica; y los pueblos correrán hacia él como los ríos hacia el océano.
El mundo privado de reyes era, por todas partes, presa de temor: entonces el Señor creó un rey, tomando partículas eternas de la sustancia de Indra, de Anila, de Yama, de Surva, de Agni, de Varuna y de Chandra.
Un rey sobresale en magnificencia, a todos los demás mortales, porque está formado de partículas de la esencia de aquellos principales dioses.
El rey nunca debe separarse de las reglas que le sirven para determinar lo lícito y lo ilícito.
Después de haber deliberado con sus ministros acerca de todo lo que concierne al Estado, después de haber hecho los ejercicios que convienen a un guerrero y de haberse bañado al mediodía, que entre el rey en sus habitaciones interiores para comer.
Allí debe tomar los platos preparados por servidores devotos de su persona y dotados de una fidelidad inalterable; sus alimentos deben ser examinados escrupulosamente, consagrados por oraciones que neutralicen el veneno, y mezclados con antídotos.
Que mujeres cuyos vestidos y adornos hayan sido examinados con antelación, por temor de que oculten armas o sustancias tóxicas, vayan a abanicarlo.
Después de haber comido, que se distraiga con sus mujeres en el departamento interior conveniente, y cuando se haya regocijado durante un tiempo regular, que se ocupe nuevamente en los negocios públicos.
Que pase en revista a las gentes de guerra, a los elefantes, las armas y los carros.
Por la tarde, que se retire provisto de sus armas a un lugar adecuado del palacio, para oír los informes secretos de sus espías.
Después deberá volver rodeado de las mujeres que le sirvan, al departamento interior, para tomar la cena.
Luego que haya comido por segunda vez en cantidad moderada, puede entregarse al reposo, cuando sea oportuno.
Tales son las reglas que debe seguir un rey, para conducirse bien. Cuando se sienta enfermo, debe confiar a sus ministros el cuidado de sus asuntos.
(LIBRO VII) [...]
El castigo es un rey dotado de energía; es un administrador hábil, un sabio dispensador de la ley.
Gobierna y protege al género humano, y vigila mientras todo duerme; es la justicia.
Si el rey no castigase sin reparo a aquellos que merecen castigo, los más fuertes llegarían a ser víctimas de los más débiles. El guerrero no debe emplear contra sus enemigos armas pérfidas ni flechas envenenadas, ni dardos dentados, ni saetas inflamadas.
(LIBRO VII) [...]
(LIBRO VII)
Si una mujer que se enorgullece de su familia es infiel a su esposo, el rey debe hacerla devorar por perros en una plaza pública.
El hombre cómplice de la mujer adúltera será condenado al fuego, que sufrirá tendido en un lecho de fuego calentado al rojo por lumbre hecha con bambúes secos.
Por adulterio con una mujer de la clase de los brahmanes, un vaisía será privado de sus bienes después de un año de detención; un chatría sufrirá la pena de 1 000 panas de multa, y su cabeza será rasurada y regada con orines de asno.
Que el rey se guarde muy bien de matar a un brahmán, aunque éste haya cometido todos los crímenes imaginables; que lo destierre fuera del reino, pero dejándole todos sus bienes.
Una esposa, un hijo, un esclavo, por efecto de la ley, no poseen nada por sí mismos; todo lo que puedan adquirir es de la propiedad exclusiva de aquel de quien dependan.
[...]
Manu dio en repartición a las mujeres el amor del lecho, de los atavíos, de la concupiscencia, de la cólera, de las malas inclinaciones, del deseo de hacer mal y de la perversidad.
Una mujer estéril debe ser remplazada al cabo de ocho años; una, cuyos hijos todos hayan muerto, debe reemplazarse a los diez años; aquella que no da al mundo más que hijas, al año undécimo; la que habla con aspereza, inmediatamente.
Cuando no se tienen hijos, la progenitura que se desea puede lograrse mediante la unión de la mujer convenientemente autorizada por el esposo, con un hermano o con otro pariente.
[...]
Por crímenes cometidos en esta vida o por faltas de una existencia precedente, algunos hombres de corazón perverso padecen ciertas enfermedades o deformidades: el que ha robado oro a un brahmán padece una enfermedad de las uñas; el bebedor de licores espirituosos prohibidos tiene los dientes negros; el asesino de un brahmán sufre una consunción pulmonar; el hombre que ha mancillado el lecho de su padre espiritual es mutilado.
Los vegetales, los gusanos y los insectos, las serpientes, las tortugas, los ganados y los animales salvajes tienen las condiciones más bajas de la cualidad de oscuridad.
Los reyes, los guerreros, los consejeros espirituales de los reyes y los hombres muy hábiles en la controversia forman el orden intermedio de la cualidad de pasión.
Los músicos celestes, los genios que siguen a los dioses y las ninfas celestes son los más elevados de las cualidades de pasión.
Los anacoretas, los brahmanes, las legiones de semidioses en los carros aéreos forman el primer grado de las condiciones de la cualidad de bondad.
Los sacrificadores, los santos, los dioses, los genios de los Vedas y las divinidades de los años componen el grado intermedio que conduce a la cualidad de bondad.
Brahma, el creador del mundo, el genio de la virtud, y las divinidades que presiden el principio intelectual y el principio invisible, son el supremo grado de la cualidad de bondad.”
El autor
alemán Enrique Ahrens escribió en su Enciclopedia Juridica Ahrens,
pag. 277 y ss., que el Código de Manu es una de las fuentes del derecho
histórico Indio, se dice que fue escrito después de la victoria del sistema
brahmánico, que experimentó diferentes redacciones, y que
probablemente no fue completamente concluido hasta el año 600 a.C, sin embargo,
otros historiadores creen que el texto fue escrito durante o después del
reinado del rey hinduista Púsiamitra Shunga (alrededor del siglo III a. C.),
quien persiguió a los budistas y los echó de la India. Después de la ruptura de
los imperios Maurya y Shunga, hubo un periodo de incerteza que llevó a un
aumento del interés en normas sociales ultraconservadoras.
Con
respecto a su origen, según la Encyclopedia Britannica Concise, el texto se ha
preservado desde el siglo I a. C., según Thomas J. Hopkins (1971), fue escrito
entre el 200 a. C. y el 100 d. C., según Hermann Kulke y Dietmar Rothermund
(1986) fue escrito entre los siglos II y III d. C., según Gavin Flood (1996)
fue escrito entre el siglo II a. C. y el III d. C, según John Keay (2000), su
forma final fue puesta por escrito en el siglo II d. C., y Según Burjor Avari
(2007) fue escrito entre el siglo II a. C. y el II d. C.
Cuenta la
leyenda, que el Código fue dictado por el
sabio Manu, nombre con el que
los textos sánscritos identifican al primer ser humano, el primer rey que reinó
sobre la Tierra. Las leyes de Manu
son uno de los 18 smritis del Dharmashastra (textos sánscritos que hace referencia a los śāstra -unos
escritos sagrados hinduistas-, relacionados
con el dharma o deber religioso), contiene 2031 (o
2648) versos, repartidos en 18 capítulos, que presentan reglas y
códigos de conducta que debían ser aplicados por los individuos y la
sociedad.
En el
contenido del Código, entre otras cosas, se cuenta que los Arios (una
civilización antigua) no fueron los primeros habitantes del Valle de Ganges,
después dónde y cómo vivían su manera de establecerse, a quienes adoraban,
quienes eran sus dioses, sobre todo describe las clases sociales en las cuales
ellos estaban divididos. Se comenta también como fue creado el universo, quien
lo hizo y como el creador hace y deshace todo lo elaborado. Al igual que
explican la manera de comportamiento y reglas en las cuales la mujeres tiene
que vivir, a éstas últimas se le aducen ser la primera manifestación escrita de
Derecho en el mundo, puesto que eran de estricto cumplimiento.
El primer capítulo relata la creación del mundo (mediante una serie
de emanaciones de la Deidad autoexistente, Swaiambhu), el mítico origen
del propio texto, y las grandes ventajas espirituales que se pueden obtener si
se estudia su contenido.
Los capítulos dos a seis relatan el modo de vida y la regulación de la
conducta apropiada de los «nacidos dos veces». Primero se describe el periodo
de estudiante brahmachari (un tiempo de disciplina ascética
dedicada al estudio de los Vedás bajo un
maestro brahmán). Luego se explican las principales obligaciones del grijasta (que
vive en el hogar), cómo elegir una esposa, el matrimonio, el mantenimiento del
fuego sagrado, los sacrificios a los dioses, las fiestas para
los familiares fallecidos, el ejercicio de la hospitalidad. También las
numerosas restricciones, regulando su conducta diaria, son discutidas en
detalle especialmente en lo relativo a su ropa, comida, relaciones sexuales, y
limpieza ceremonial. Después de esto viene la descripción del tipo de vida
exigida a aquellos que eligen pasar sus años de declinación
como ermitaños y ascetas.
El séptimo capítulo da cuenta de la dignidad divina y de las diversas
obligaciones y responsabilidades de los reyes, ofreciendo en conjunto un alto
ideal del oficio real.
El capítulo octavo trata del procedimiento en los pleitos civiles y
criminales y del castigo apropiado que deberán enfrentar las diferentes clases
de criminales.
Los capítulos noveno y décimo hacen conocer las costumbres y leyes que gobiernan
a la mujer, el divorcio, los derechos de propiedad, la herencia, y las
ocupaciones legales de cada casta.
El undécimo capítulo se ocupa principalmente de los varios tipos de
penitencia a que deben someterse aquellos que quieren liberarse de las malignas
consecuencias de sus malas acciones.
El duodécimo capítulo expone la doctrina del karma,
involucrando la reencarnación en la escala ascendente y descendente, de acuerdo
a los méritos o deméritos de la vida presente. Los versos de cierre están
dedicados al esquema panteísta de salvación que conduce a la absorción en la
Deidad impersonal Brahman.
Al respecto, me tomé la libertad de extraer de la página web de la
Biblioteca del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa, unos
extractos del Código de Manu, el cual entre otras cosas establecía las
siguientes normas:
El Vedanta expone los deberes de los anacoretas; cuando el jefe de
familia ve que su piel se arruga y sus cabellos blanquean, debe retirarse a la
selva confiando antes su mujer a sus hijos.
Una vasija de barro, el tronco de grandes árboles por habitación, un
traje humilde, una soledad completa, una manera de portarse igual con todos,
tales son los signos que distinguen a un brahmán que espera el término final.
El brahmán no debe desear la muerte ni la vida... Que purifique el agua
de beber filtrándola en un paño, si bien con el temor de que perezcan los
animalículos que en ella se encuentren, que purifique sus palabras por medio de
la verdad... y si le dirigen injurias, que responda con dulzura...
Que permanezca en la espera de la beatitud eterna, meditando con delicia
en el alma suprema, no teniendo necesidad de nada, inaccesible a todo deseo,
sin otra sociedad más que él mismo.
Un brahmán debe llevar, según la ley, un bastón de vilva o de palasa;
ese bastón debe ser bastante largo para que le llegue a los cabellos; el bastón
de un chatría debe alcanzar hasta la frente; el de un vaisía no debe pasar de
la altura de la boca.
El brahmán, provisto de su bastón, después de haberse colocado de cara
al sol y de haber dado una vuelta alrededor del fuego, marchando de izquierda a
derecha, debe ir a mendigar su subsistencia.
El iniciado que pertenezca a la primera clase de las tres regeneradas,
al pedir la limosna a una mujer, debe comenzar su demanda por la palabra
"Señora". El que pertenezca a la clase militar, debe colocar dicha
palabra en medio de la frase y el vaisía al final.
Debe pedir primeramente los medios de subsistencia a su madre, a su
hermana o a la hermana de su madre, o bien a cualquiera otra mujer por quien no
pueda ser rechazado.
Después de haberse recogido y purificado, lavándose la boca, debe tomar
su alimento, dirigiendo su rostro hacia el Oriente.
Aquel que come mirando hacia el Oriente prolonga su vida; si mira hacia
el Mediodía, adquiere gloria; volviéndose hacia el Occidente alcanza felicidad,
y dirigiéndose hacia el Norte obtiene la recompensa de la verdad.
Que tome siempre sus alimentos con reconocimiento y los mastique sin
repugnancia; que al verlos se regocije, se consuele cuando tenga algún pensar,
y que haga votos por tener siempre su subsistencia.
Que haga enseguida la ablución de su boca; que el brahmán haga siempre
la ablución con la parte pura de su mano consagrada al Veda, es decir, con
aquella parte próxima a la raíz del dedo pulgar. La parte perteneciente al
Creador es la inmediata a la raíz del dedo meñique; la de los dioses está en la
punta de los dedos; la de los Manes se halla entre el dedo pulgar y el índice.
(LIBRO II) [...]
El joven novicio debe pronunciar siempre el monosílabo sagrado al
principio y al fin del estudio de la Santa Escritura; toda lectura que no se
haya hecho preceder de Aum se borra poco a poco, así como la que no haya sido
seguida de ese monosílabo.
La letra a, la letra u y la letra m, que reunidas forman el monosílabo
sagrado, han sido sacadas por Brahma de los tres libros santos.
De los tres Vedas, el Señor de las criaturas ha extraído también,
estrofa por estrofa, la invocación dirigida al Sol, y que comienza por la
palabra Tad.
Repitiendo mil veces, en un sitio apartado, la triple invocación
compuesta del monosílabo sagrado y de las tres palabras Bur, Buva y Suar; un
Duidjá se descarga en un mes de un gran pecado, como una serpiente se despoja
de su piel.
(LIBRO II) [...]
El hombre que quiere casarse debe evitar unirse a una esposa que
pertenezca a una de las familias siguientes aunque sean muy ricas:
Que tampoco se case con una joven de cabellos rojizos, o que tenga un
miembro de más, o enfermo, o que no tenga vello, o que sea muy velluda, o
insoportable por su charla, o que tenga el pelo rojo.
Si un hombre despreciable fija los ojos en personas honorables
convidadas a un banquete, el anfitrión no obtiene en el otro mundo recompensa
alguna por la parte del festín correspondiente a los individuos sobre los
cuales aquel hombre haya posado su mirada.
[...]
La mujer siempre debe mostrarse de buen humor, conducir con habilidad
los asuntos de la casa, cuidar esmeradamente los utensilios del menaje, y
proporcionar a su marido un grato bienestar con el menor gasto posible.
Después de su muerte, renace del vientre de un chacal, o bien es atacada
de elefantiasis o de tisis.
La mujer virtuosa que después de la muerte de su marido se conserva
perfectamente casta, va derecha al cielo, aunque no haya tenido hijos.
Cuando el rey, en su benevolencia, reparte los favores de la fortuna, y
con su valor decide la victoria y con su cólera causa la muerte del hombre
injusto, reúne toda la majestad de los guardianes del mundo.
La ley usa palabras severas acerca del castigo.
El castigo, aplicado con circunspección y oportunidad, asegura la
felicidad de los pueblos; empleado sin consideración destruye los reinos hasta
en sus fundamentos.
Tampoco debe golpear a su enemigo si éste se halla a pie y aquel va en
su carro; ni debe maltratar a aquel que junta las manos para pedirle merced; ni
a aquel que le dice: "Soy tu prisionero".
Aquel que pronuncia un falso testimonio con la esperanza de obtener
algún beneficio, debe ser condenado a 1 000 panas de multa; si mintió por
temor, la multa debe ser de 150 panas; si obedeció a la amistad, pagará 1 000
panas; si habló contra la verdad por concupiscencia, 2 500 panas; por cólera, 1
500; por ignorancia, 200; por aturdimiento, 100 panas solamente...
La ley es severa para el adulterio.
[...]
[...]
Un brahmán, al hallarse necesitado, puede con toda tranquilidad de
conciencia apropiarse lo que pertenezca a su esclavo, sin que el rey pueda
castigarlo.
(LIBRO VIII) [...]
Las mujeres, aunque estén encerradas en su casa bajo la vigilancia de
hombres fieles y devotos, no quedan bien guardadas: solamente puede haber
seguridad en ellas cuando ellas mismas, y por su propia voluntad, se guarden.
A causa de su pasión por los hombres, de la inconstancia de su carácter
y de la falta de afección que les es natural, por mucho que se las guarde con
vigilancia, pueden ser infieles a sus esposos.
El que se complace en divulgar las malas acciones tiene un fétido olor
de nariz; el ladrón de granos tiene un miembro de menos; el que hace
adulteraciones, un miembro de más.
Un brahmán que sepa de memoria el Rig-Veda todo entero no será tachado
de ningún crimen aunque hubiese matado a los habitantes de los tres mundos o
pedido la subsistencia a un hombre vil.
(LIBRO XI) [...]
Los elefantes, los caballos, los sudras, los bárbaros despreciados, los
leones, los tigres y los jabalíes forman los estados medios de la cualidad de
oscuridad.
Los bailarines, los pájaros, los hombres que son mentirosos por oficio,
los gigantes y los vampiros componen el orden más elevado de la cualidad de
oscuridad.
Los jugadores de palos, los titiriteros, los actores, los maestros de
armas, los hombres entregados al juego o a los licores embriagadores
constituyen los estados más bajos de la cualidad de pasión.
Escrito
Por:
Abg.
Oreana Díaz
Fuentes
de Investigación:
https://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Manu
https://letrujil.files.wordpress.com/2011/09/primeras-manifestaciones-del-derecho-escrito.pdf
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/fondo2000/vol1/codigo-de-manu/html/16.html
http://leyderecho.org/codigo-de-manu/
http://derechopedia.pe/textos-historicos-del-derecho-2/textos-historicos-del-derecho/170-leyes-de-manu