Advocatus Occasionem Diem, ¿Por qué querías ser Abogado?

23/06/2017 (Venezuela)
Advocatus Occasionem Diem
Por Abg. Oreana Díaz

En los últimos tiempos, mi blog se ha ido transformando en un reflejo de lo que soy como persona y como abogado, aunque tenía par de años con el blog abierto, se mantuvo abandonado hasta Septiembre del 2016, que por serias inquietudes con respecto a la profesión, el país, y la necesidad primaria de expresarme, decidí reabrirlo. Inicialmente, lo utilizaba como una herramienta para compartir ciertas informaciones de cosas interesantes que me encuentro en la web o que creo pueda ser de interés de ustedes conocer; sin embargo, últimamente, me he visto en la necesidad de volver el blog en un espacio más personal, que me ha llevado a compartir una serie de reflexiones, aprendizajes y lecturas que inspiran mi ser, mi profesión e inclusive, mi filosofía de vida, por lo que éstos artículos propios o ajenos que a lo largo de mi blog encontrarán, sólo existen con la intención siempre, de llevarles mi visión del derecho y de la profesión del Abogado.

Quiero aprovechar el día del Abogado, no tanto para echar tierra a los esbirros del Tribunal Supremo de Justicia, o a los cómplices disque Abogados, disque Constitucionalistas, que guardaron el título en una caja fuerte, bajo tierra, (si es que merece dársele tal denominación a quienes lo detentan, pues la palabra "título" diserta cierta honorabilidad a quien lo porta, honorabilidad que va de la mano de un valor cívico-moral de la profesión, de la ética, aferrado a una conducta loable, pero especialmente, del sentimiento humano que debe acompañar a todo abogado, y que éstos, ya han demostrado para nada ser honorables, y que sus valores no se fían de las enseñanzas de la academia) y ahora disque Constituyentistas (ya que pretenden ilegítimamente serlo bajo una supuesta representación que no es aplicable a nuestro sistema democrático), de los cuales sólo puedo en éste momento empeñar, que la justicia es la justicia, y que su norte en su sentido más puro, siempre será darle a cada quien lo que le corresponde, y que a éste grupo que prefiero llamar desertores del derecho, lo que les corresponde es mera responsabilidad por sus actos violatorios de derechos humanos, violatorios de todos los principios institucionales de Estado, de Gobierno, de República, de Nación, violatorios a la ética del abogado y la ética del juez, violatorios a los principios fundamentales y toda clase de teorías del derecho, del proceso, de la jurisdicción y de la acción, que sólo puedo catalogar como delincuentes de lesa humanidad y de lesa nación, que con toda razón se merecen el desprecio del gremio, que ya desde tempranas horas he venido leyendo en redes sociales y otros medios de difusión de información, sino, para recordar aquel espíritu que se me impregnó un día, y no les miento, cuando digo que tenía menos de 6 años de edad cuando decía que quería ser Abogado, y de ello, puede dar fe toda mi familia.

Entre ésas cosas que recuerdo, hay una anécdota bien interesante, que comenzó a marcar ése antes y después en mi vida, me ubico en segundo grado, la maestra comenzó a preguntar a cada uno de mis compañeros de clases ¿Qué quieres ser cuando seas grande?, todos decían querer ser médico, bombero, policía, maestra, modelo, enfermera, actriz, yo respondí, ¡Quiero ser Abogado para defender los Derechos Humanos!, recuerdo la cara de sorpresa de la maestra, no porque dijera querer ser Abogado, sino el para qué quería serlo, a lo que la maestra me preguntó ¿Y cómo vas a defender los Derechos Humanos?, y le respondí "Estudiando Derecho Internacional y Derecho Internacional del Derecho Humanitario", una respuesta muy precisa para una niña que jamás había tenido un contacto con el mundo del derecho, pues en mi familia directa, no hay abogados. Por algún motivo, en aquel entonces, no sólo sabía lo que quería ser en mi vida, también lo que tenía que hacer, y para ello, tenía que estudiar derecho. 

¿Cómo llego entonces a ésta conclusión de que debo estudiar derecho?

En esto tiene un poco de culpa mi madre, yo no crecí rodeada de abogados, ella sí, pues en su familia de crianza (ésto es otra historia) existía un tío que era muy querido y admirado, que había logrado ser Cónsul y Embajador de Venezuela, en alguna época, de un gobierno Venezolano, también, por su carrera diplomática, estuvo en la ONU como representante Venezolano, por lo que mi madre, me contaba desde muy pequeña, historias de aquel ser notable, al que ella admiraba, y de algún modo, me inspiró, en la idea del derecho y mi sentir profundo por la justicia; no sé si es que mi madre quería que fuese una excelente abogada cómo él, o si vio algo en mí desde muy niña, y por ello, me contaba historias inspiradoras, sólo sé que cada paso que doy en mi profesión, lo primero que hago, es contárselo a mi madre y agradecerle su dirección a ésta profesión que tanto me apasiona.

Éste familiar a quien ella admiró desde muy niña por su sapientia, fue Abogado egresado de una reconocida universidad de la capital, estudió la alta diplomacia en un importante instituto de la época (cuando los diplomáticos lo eran de verdad, por concurso, estudiando diplomacia, y no ha dedo, como ahora, que no califican en lo más mínimo - No tienen idea de la vergüenza que pasa Venezuela en los actos protocolares, por el desconocimiento de las reglas de protocolo en los actos oficiales-), pero siguió estudiando a lo largo de su vida, dedicado de lleno a la profesión con tal pasión, que ya sabía, que sí quería ser abogada, existía un deber intrínseco a la profesión, NUNCA DEJAR DE ESTUDIAR. 


Entre las primeras lecciones que he recibido dentro de la profesión es que no necesitas ser egresado de una reconocida universidad para ser notable, quiere a tu profesión como una parte de ti mismo, es una profesión noble, pero no todos tienen la vocación y la paciencia que ella merece, así que, no estudies derecho por estudiar, estudia derecho, porque quieres ser Abogado. Por lo que para ser Abogado, lo primero que debes entender, es que la tarea de tu vida va a ser abogar por los demás, es una profesión que para nada es egoísta, todo lo contrario, el sentir de tu vida, es velar por el bien ajeno, por lo que el bien común - y allí entro, en temas de Derecho Constitucional - es el máximo bien por el que debemos velar, no abogas por ti - aunque a veces es lo justo y necesario, abogado que no sabe defenderse a sí mismo, no podrá defender a otros, pero ésa no es la razón de ser del derecho-, abogas por algo más grande, algo que inclusive, deviene del poder divino, velas por mantener el equilibrio entre los hombres en todos y cada uno de los aspectos en que éste actúe, por lo que el Abogado, es un mal para algunos, o un bien para otros, necesario.

Esto aplica a cualquier profesión y cualquier aspecto de la vida, aunque no tuve un Abogado en mi familia como modelo directo a seguir, pero sí de ideal, tuve una tía, que se graduó de Contadora, con una beca -también fui becada en mis estudios de pregrado-, hoy en día tiene alrededor de 40 años, tres especialidades, ha trabajado en importantes lugares, y sigue estudiando, es una notable Economista, y mi modelo directo a seguir en lo que debe ser un profesional ético, de quién he aprendido que mientras más te especialices, más te apasiones por lo que haces, tengas un poco de control, estructura, paciencia, pasos, fijación de metas - seguro se reirá con éste aprendizaje, ya que no soy del todo organizada, pero intento serlo, a mi modo, mi respuesta al exceso en la organización, es que no permite la liberación esencial de las mentes creativas, está comprobado que las mentes creativas no lo somos- mejor será tu futuro en la profesión. He aquí una de las razones por las que mi lucha, en mi sentir de justicia y libertad, es impedir que éste Gobierno logre instaurar el adoctrinamiento de la Educación.

Y allí venimos a la lucha, al amor por la justicia, la libertad, pero más, el Venezolanismo y los valores patrios, en ello tiene mucho que ver mi padre, quien sin ser Abogado, pero si muy relacionado al mundo del Derecho, y a los valores de la defensa de la Patria y la Nación, me llevó de la mano del mundo del derecho, muchas veces protegiéndome, aunque debo reconocer, que el estar ligado indirectamente a mi mundo, y que tuviera una loable reputación dentro de su profesión, me obligó a entender tres cosas: 1) Mi deber era "Ser quien quería ser no por ser hija de, sino porque me he ganado mi título" (El Valor del Propio Honor); 2) Que la justicia tiene un lado bueno y un lado malo, que en el sistema - como en todos - ocurre, tanto de la mano de los operadores directos de la justicia, como de sus cooperadores, toda clase de situaciones, por lo que me enseñó el más importante valor que llevo en mi profesión "Sé reconocida por buena y no por chanchullera", nada justifica el desprestigio de la profesión, ni que la justicia sea sacrificada por el chanchullo, y si pierdo una causa, ha sido con honor, pues he dado lo mejor de mí; 3) Que siempre debo rendir honor a mi Venezuela, la tierra que me lo ha dado todo, la tierra que me vio crecer, por lo que mi padre, me dio hoy, el valor por el que llevo en mi corazón la lucha de la defensa de mi país, especialmente, de los valores republicanos que la constituyen (Que se complementa con los valores adquiridos en la academia, a lo largo de mis estudios profesionales). Hoy mi lucha está dirigida a la Libertad, creo que jamás me cansaré de luchar por la Libertad y la Democracia, para ello, la vida me ha rodeado de buenos mentores que van conmigo en éste camino, de quienes aprendo constantemente, y trato de compartir día a día a ustedes los mismos aprendizajes, para que la lucha por la Libertad y la Democracia, no sólo sea mía, o de unos pocos que estamos desde distintos ámbitos aportando un granito de arena, ¡LA LUCHA POR LA LIBERTAD, ES DE TODOS!.

Cabe invitarlos en éste momento, a que entren en el blog del Centro de Investigación y Promoción de Cultura Jurídica http://cipculturaiuris.blogspot.com/ ya que actualmente nos encontramos en labores de divulgación de las ideas de Constitución, Democracia y Libertad, muy fundamental para todos nosotros conocer en tiempos de Dictadura.

Finalmente, para no hacer muy largo éste artículo, quiero dejar la enseñanza de dos profesoras muy queridas que tuve en tiempos de la Universidad:

1. Cuando te gradúes, aprovecha y experimenta un poco con la carrera, busca el área con la que te identificas, aquella por la que sentirás gran pasión, y dedicate exclusivamente a ella, nada más loable que un Abogado experto en un área, que un Abogado "todero".
2. No te fíes de todo el mundo, en lo único que debes fiarte para triunfar dentro de la profesión, es en ti mismo.

A lo anterior debo agregar, para ser de los mejores, aprende de los mejores, con ello no quiero decir, que necesariamente, tengas que pertenecer a los mejores bufetes del país para ser de los mejores, pero, los mejores, dictan conferencias, jornadas, cursos, escriben libros, publican artículos en revistas jurídicas, tienen redes sociales, tienen blogs, de algún modo, acércate a su mente, nútrete y sé el mejor. Todo lo que gastes en tu profesionalización, es una inversión, que se traduce en un valor a tu marca personal, que finalmente, te hará ganar mejores honorarios profesionales, y la verdad, todos sabemos de las bonanzas de la profesión, y soñamos con lograr su optimización, aquí hay que aplicar un poco de la filosofía de los millonarios (aunque algunos lo desprecien), es por ello que existe aquella frase de que ¡Cobro por lo que sé, no por lo que hago!, bueno, agrégale, ¡Por lo que invertí, por lo que estudié, por los libros que compré, por las horas de trasnocho que duré redactando, por los fines de semana que estuve encerrado estudiando, por las horas que tuve que estar en el aeropuerto esperando para viajar, por el sacrificio a la familia, por el sacrificio al amor, por el sacrificio a los hijos, por el sacrificio a las horas de ocio, esparcimiento y diversión, entre tantas cosas más!.

Ahora después de todas éstas reflexiones, te invito a preguntarte ¿Por qué querías ser Abogado?, a reconectarte con tus valores, con tus sueños, con tus metas, con tus logros, pero muy especialmente, a invitarte a la lucha, por la justicia, por la democracia y por la libertad.


Nos leemos en la próxima, y que tengan, un muy feliz día del Abogado.

OGDS