Vida, Dignidad y Sociedad por Abg. Oreana Díaz

Para hablar de la vida, de la dignidad y la sociedad, hay que hablar del hombre, como ser, como individuo, para luego entender cómo funciona éste dentro de una sociedad. Aquí paso a calificar la sociedad bajo un término de más pura simpleza, como un conjunto de hombres, que como tal, funciona bajo un sistema, el cual ha sido determinado por los propios hombres que la conforman, determinación que viene de su propio poder de ponerse de acuerdo, de limitarse, de controlarse, de decidir lo que mejor les convenga. Ya por allí nacen las primeras luces de mi crítica al gobierno venezolano, que quiere controlar la labor del Estado con respecto a nuestros valores y nuestros derechos, cuando el Estado es precisamente éste sistema, que nace de un convenio hecho por los hombres libres llamado Constitución, en dónde quedó plasmada la forma de su organización como sociedad venezolana, los valores que la representan, los derechos que le competen y las funciones de toda ésa estructura sistemática que han decidido los propios hombres debe regir a sí mismos, incluyendo por su puesto, origines y límites a todo aquello, puesto que ningún hombre puede ser más que otro hombre en sociedad, ningún hombre en base a su libertad puede violar la libertad de otro hombre en sociedad, ni mucho menos, el Estado, creado para garantizar que todo aquello se ejecute y cumpla, puede sobrepasar por encima de los propios hombres que lo han creado y la conforman. 
A veces resultará tedioso perdernos en la filosofía, pero si no sabemos, ni lo que propiamente somos, ¿Cómo podemos exigir algo relacionado a nuestra existencia y a todo aquello que nos rodea?. No pretendo en éste artículo, manejar una metodología científica, dónde explique cita tras cita, mucha de las cosas que he leído para llegar a algunas de las conclusiones que aquí esgrimo. Hablaré desde el ámbito más personal, de mi raciocinio, especialmente por el complejo análisis en el que me he sucumbido en los últimos 5 años tras una serie de experiencias de vida, el choque y la intransigencia con la que convivo, particularmente en medio de una sociedad, la de mí país, que por falta de conocimiento se ha equivocado en su decidir, a tal punto, que los propios hombres de la sociedad venezolana, hoy siguen decidiendo que vivamos en un sistema de dictadura.


Éstas reflexiones en particular, surgen a propósito de la muerte de mi amiga Andrea Messina (Ver Artículo IN MEMORIAM: "LA RESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO VENEZOLANO EN LA MUERTE DE LOS VENEZOLANOS Y EL VALOR DE LA VIDA" POR ABG. OREANA DÍAZ), pues no he dejado de pensar en las condiciones indignas en las que a su vida llegó la muerte. A éste punto algunos se preguntarán ¿Es que acaso existe alguna manera digna de morir?, yo creo que sí, se es digno morir cuando has cumplido con tu labor de vida, se es digno morir cuando has dejado una huella en la sociedad que trascenderá en los tiempos, se es digno morir cuando has sido promotor de un valor, se es digno morir cuando tu vida la otorgas por una noble causa, se es digno morir por honor, se es digno morir por valentía. 

Entonces, ¿Cuando no es digno morir?.

Es una pregunta que por sí sola es difícil contestar, pues la dignidad de la muerte, está ligada a la dignidad de la vida y el valor que el hombre le dé a ésta. ¿Qué le da valor a la vida?, el valor del ser, y ¿Qué es el valor del ser?, el valor que nosotros mismos tengamos de nuestra propia existencia, así que el valor de la vida estará siempre ligado al concepto que tengamos nosotros mismos de lo que vale nuestra propia existencia. Entonces, comenzamos a manejarnos en las respuestas más intrínsecas del yo, puesto que el valor de la vida, será tan personal, como el valor que tengamos de nosotros mismos. 

Justo aquí, empiezan las desviaciones del valor de la vida con respecto a la sociedad, pues el concepto que tengamos de nosotros mismos como hombres, será el concepto que los demás hombres tendrán sobre nosotros; y si somos un grupo de hombres libres que nos hemos asociado para conformar algo más grande que nuestra propia individualidad, el valor de la sociedad será tan individual y colectivo, como el hombre crea (de creer) en el concepto de la sociedad y el funcionamiento de ésta, en función de su propio valor (el ser), que no es más que el valor de la dignidad del hombre en medio de la convivencia con otros hombres. Por lo que el valor que la sociedad le de a la vida, será tal, como el propio valor que el hombre tenga de sí mismo a modo individual y colectivo. Lo anterior quiere decir, que si nos sentimos hombres indignos, seremos una sociedad indigna, y si nos sentimos una sociedad indigna, el valor que le de la sociedad a nuestras vidas, será tan indigno como la apreciación que tengamos individualmente de nuestro yo para los demás dentro de la sociedad.

Y es aquí a dónde quería invitar a la reflexión, puesto que el gobierno venezolano no valora la vida del venezolano, porque el propio venezolano ha permitido mantener un concepto de su vida como indigna, o por lo menos, por algún tiempo así ha sido. Hoy, vemos en las calles hombres muriendo de manera indigna, porque morir de hambre no es digno, morir de enfermedad por negligencia, por impericia, por inacción no es digno, morir por desobediencia de un gobierno de cumplir la órdenes de los hombres que conforman la sociedad que le dan su razón de ser, no es digno, morir migrando en condiciones de desesperación para intentar preservar la vida en otro país, puesto que en tu país, la vida no es digna, y la muerte es tan cierta y proporcional a la inacción que mantiene el gobierno venezolano, NO ES DIGNO.

La vida y la libertad son los dos valores más fundamentales del ser humano, y es por ello, que el derecho a la salud, ha sido uno de los mayores reconocimientos que han dado los hombres libres en sociedad con respecto al valor de la vida, puesto que el hombre ha entendido su valor tanto individual como colectivo. Lo único que tiene el hombre dentro de la sociedad para que el valor de la vida se garantice, es que su salud sea procurada, puesto que a mayor salud, mayor probabilidad de vida, a mayor probabilidad de vida, mayor probabilidad tiene el hombre de existir, al existir el hombre, existe la sociedad, y al existir la sociedad se mantienen los sistemas, las Repúblicas, los Estados y todo lo que hoy en día conocemos y nos rodea.

Entonces, ¿Es nuestra obligación como hombres libres que conformamos una sociedad exigir al gobierno respete el valor de nuestras vidas y cumpla con nuestras exigencias con respecto a nuestra salud, a nuestra alimentación, a nuestra existencia?, no hacerlo, es indigno a nuestro propio ser, por lo que es una obligación tan intrínseca, como lo es nuestra propia vida.

OGDS


09/06/2017

Fuente de Imagen: http://www.osofrimentohumanoeamorte.com.br/imagens/hamlet.jpg