Para hablar
de la vida, de la dignidad y la sociedad, hay que hablar del hombre, como ser,
como individuo, para luego entender cómo funciona éste dentro de una sociedad.
Aquí paso a calificar la sociedad bajo un término de más pura simpleza, como un
conjunto de hombres, que como tal, funciona bajo un sistema, el cual ha sido
determinado por los propios hombres que la conforman, determinación que viene
de su propio poder de ponerse de acuerdo, de limitarse, de controlarse, de
decidir lo que mejor les convenga. Ya por allí nacen las primeras luces de mi
crítica al gobierno venezolano, que quiere controlar la labor del Estado con
respecto a nuestros valores y nuestros derechos, cuando el Estado es
precisamente éste sistema, que nace de un convenio hecho por los hombres libres
llamado Constitución, en dónde quedó plasmada la forma de su organización como
sociedad venezolana, los valores que la representan, los derechos que le
competen y las funciones de toda ésa estructura sistemática que han decidido
los propios hombres debe regir a sí mismos, incluyendo por su puesto, origines
y límites a todo aquello, puesto que ningún hombre puede ser más que otro
hombre en sociedad, ningún hombre en base a su libertad puede violar la
libertad de otro hombre en sociedad, ni mucho menos, el Estado, creado para
garantizar que todo aquello se ejecute y cumpla, puede sobrepasar por encima de
los propios hombres que lo han creado y la conforman.
Éstas
reflexiones en particular, surgen a propósito de la muerte de mi amiga Andrea
Messina (Ver Artículo IN
MEMORIAM: "LA RESPONSABILIDAD DEL GOBIERNO VENEZOLANO EN LA MUERTE DE LOS
VENEZOLANOS Y EL VALOR DE LA VIDA" POR ABG. OREANA DÍAZ), pues no
he dejado de pensar en las condiciones indignas en las que a su vida llegó la
muerte. A éste punto algunos se preguntarán ¿Es que acaso existe alguna manera
digna de morir?, yo creo que sí, se es digno morir cuando has cumplido con tu
labor de vida, se es digno morir cuando has dejado una huella en la sociedad
que trascenderá en los tiempos, se es digno morir cuando has sido promotor de
un valor, se es digno morir cuando tu vida la otorgas por una noble causa, se
es digno morir por honor, se es digno morir por valentía.
Entonces,
¿Cuando no es digno morir?.
Es una
pregunta que por sí sola es difícil contestar, pues la dignidad de la muerte,
está ligada a la dignidad de la vida y el valor que el hombre le dé a ésta.
¿Qué le da valor a la vida?, el valor del ser, y ¿Qué es el valor del ser?, el
valor que nosotros mismos tengamos de nuestra propia existencia, así que el
valor de la vida estará siempre ligado al concepto que tengamos nosotros mismos
de lo que vale nuestra propia existencia. Entonces, comenzamos a manejarnos en
las respuestas más intrínsecas del yo, puesto que el valor de la vida,
será tan personal, como el valor que tengamos de nosotros mismos.
Justo aquí,
empiezan las desviaciones del valor de la vida con respecto a la sociedad, pues
el concepto que tengamos de nosotros mismos como hombres, será el concepto que
los demás hombres tendrán sobre nosotros; y si somos un grupo de hombres libres
que nos hemos asociado para conformar algo más grande que nuestra propia
individualidad, el valor de la sociedad será tan individual y colectivo, como
el hombre crea (de creer) en el concepto de la sociedad y el funcionamiento de
ésta, en función de su propio valor (el ser), que no es más que el valor de la
dignidad del hombre en medio de la convivencia con otros hombres. Por lo que el
valor que la sociedad le de a la vida, será tal, como el propio valor que
el hombre tenga de sí mismo a modo individual y colectivo. Lo anterior quiere
decir, que si nos sentimos hombres indignos, seremos una sociedad indigna, y si
nos sentimos una sociedad indigna, el valor que le de la sociedad a nuestras
vidas, será tan indigno como la apreciación que tengamos individualmente de
nuestro yo para los demás dentro de la sociedad.
Y es aquí a
dónde quería invitar a la reflexión, puesto que el gobierno venezolano no
valora la vida del venezolano, porque el propio venezolano ha permitido
mantener un concepto de su vida como indigna, o por lo menos, por algún tiempo
así ha sido. Hoy, vemos en las calles hombres muriendo de manera indigna,
porque morir de hambre no es digno, morir de enfermedad por negligencia, por
impericia, por inacción no es digno, morir por desobediencia de un gobierno de
cumplir la órdenes de los hombres que conforman la sociedad que le dan su razón de ser, no es
digno, morir migrando en condiciones de desesperación para intentar preservar
la vida en otro país, puesto que en tu país, la vida no es digna, y la muerte es
tan cierta y proporcional a la inacción que mantiene el gobierno venezolano, NO ES DIGNO.
La vida y la
libertad son los dos valores más fundamentales del ser humano, y es por ello,
que el derecho a la salud, ha sido uno de los mayores reconocimientos que han
dado los hombres libres en sociedad con respecto al valor de la vida, puesto
que el hombre ha entendido su valor tanto individual como colectivo. Lo único
que tiene el hombre dentro de la sociedad para que el valor de la vida se
garantice, es que su salud sea procurada, puesto que a mayor salud, mayor
probabilidad de vida, a mayor probabilidad de vida, mayor probabilidad tiene el
hombre de existir, al existir el hombre, existe la sociedad, y al existir la
sociedad se mantienen los sistemas, las Repúblicas, los Estados y todo lo que
hoy en día conocemos y nos rodea.
Entonces,
¿Es nuestra obligación como hombres libres que conformamos una sociedad exigir
al gobierno respete el valor de nuestras vidas y cumpla con nuestras exigencias
con respecto a nuestra salud, a nuestra alimentación, a nuestra existencia?, no
hacerlo, es indigno a nuestro propio ser, por lo que es una obligación tan
intrínseca, como lo es nuestra propia vida.
OGDS
09/06/2017
Fuente de Imagen: http://www.osofrimentohumanoeamorte.com.br/imagens/hamlet.jpg